Es la
“sobrecarga de tecnología”, cuando ve pacientes adictos al uso del teléfono celular o del e-mail.
Esta adicción
comienza a verse
cuando alguien no es
capaz de abandonar el uso compulsivo de estos medios
tecnológicos y al igual que
las adicciones al alcohol, las drogas o el juego deterioran y destruyen los lazos sociales de la persona.
Hay que estar alerta cuando el envío de
e-mails, mensajes de texto o
chat reemplazan los encuentros personales o cuando la persona limita el tiempo que pasa con
su familia y amigos para dedicarse
a la web u otros
medios virtuales.
La imposibilidad de salir
de casa sin el teléfono celular, de relajarse sin chequear
los e-mails a cada momento o sin
entrar en internet también son signos de
la sobrecarga tecnológica.
Cuando la persona ya pasa
más tiempo con la
computadora que con la gente de
carne y hueso
o cuando presta más atención a los nuevos gadgets
que a lo que pasa en la vida real podríamos estar frente a una
adicción tecnológica preocupante.
Es necesario
advertir a la gente del
peligro de la sobrecarga tecnológica y promover conductas más sanas en relación al uso de estos aparatos como puede ser la
auto-fijación de pautas y limites
en relación a cuando y cuanto usarlos.
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